La espiritualidad según el Yoga
Históricamente, el Yoga está compuesto por un conjunto de técnicas psico-físicas-espirituales que integran los tres planos existenciales del ser humano: Cuerpo, Mente y Espíritu. Siendo su meta el Samadhi, por medio del cual integra al ser humano con las fuerzas del universo y su propia concepción del todo o ser superior.
Si bien el Yoga comienza con prácticas de técnicas psico-físicas, no es esta su finalidad. Estas técnicas son sólo la base de un desarrollo espiritual. Para entender esto es necesario definir el espíritu en términos científicos o noológicos: los estados espirituales son nuestros sentimientos y pasiones que tienen como sostén la emoción. Nuestro mundo afectivo y estados anímicos son nuestro plano espiritual. La tristeza, la alegría o la felicidad son estados espirituales y son sentimientos, pues nuestro espíritu está compuesto por sentimientos, que forman nuestro mundo interior.
La filosofía del Yoga enseña que se debe cuidar el cuerpo, al considerarlo el templo del espíritu, a través del control inteligente de la mente.
Según Swami Maitreyanada, el Yogacharya Patanjali expresa en sus Aforismos que la suspensión de las vibraciones emocionales que impiden a la mente su buen funcionamiento puede ser obtenida por medio de las diferentes técnicas de Yoga, como el control de la respiración, la ejecución de asanas (posturas de yoga), dhyana o meditación, viyoga o separación de la mente y el espíritu, con plena concentración de la mente, entre otras.
Swami Maitreyananda dice que el Espíritu son los sentimientos del ser humano, aquello que el ser humano siente. El maestro enseña que el espíritu se comunica con el cuerpo por la emoción, y con la mente por la emoción e intuición. El espíritu representa los estados anímicos y afectivos del ser humano. Lo que uno siente es el espíritu. Lo que uno piensa es la mente. Y lo que uno hace es el cuerpo físico. Aprender a reconocer cómo se relacionan e interconectan entre sí, y a armonizar esa relación, es lo que aprendemos en Yoga.
En síntesis, Swami Maitreyananda, como sus maestros, enseña que el Yoga es una ciencia, un arte y una filosofía práctica de la vida, que posee técnicas psico-físicas-espirituales que permiten la integración dinámica de los tres planos existenciales del ser humano: el cuerpo físico, la mente y el espíritu del ser humano entre sí, y al ser humano con el todo mediante el Samadhi. A su vez, el Samadhi integra al individuo con la realidad última de todas las cosas, con la totalidad de la existencia (lo que algunos llaman Dios, universo o cosmos).
En la tradición de Maitreyananda la espiritualidad no es sinónimo de religión. Entendiendo esto, el Yoga es educación espiritual y su meta es el Samadhi: un estado de felicidad, armonía y plenitud en el cual se trasciende la dualidad y se pasa a formar vivencialmente parte del todo.